Gracias a las lluvias que nos están acompañando desde finales de septiembre, este año está siendo muy bueno para las setas, sobre todo para los Boletus edulis y Amanita cesárea, dos joyas de la gastronomía micológica.
Pero hoy vamos a hablar de la amanita caesarea, oronja, huevo de rey, reig, tana, kuleto o raiña, una seta de la que todo el mundo habla maravillas y que esta semana hemos tenido el placer de degustarla.
Se trata de una seta fácilmente reconocible por su forma y color anaranjado. Es característica la volva blanca inmaculada en forma de huevo que contiene a la seta en su juventud. Pero su semejanza con el huevo no la tiene sólo al nacer, también cuando eclosiona, por el sombrero emergente de color naranja y forma redondeada, representando a la yema, con la volva blanca alrededor como si de la clara se tratase.
Una vez adulta, su sombrero carnoso puede llegar a sobrepasar los 15 cm. Su forma pasa de hemisférico a convexo y finalmente aplanado cuando alcanza su madurez. Sus abundantes láminas en la parte inferior del sombrero son algo desiguales. Tiene un pie de color amarillo claro, robusto, de 2 o 3 cm de grueso que puede llegar a tener más de 15cm de altura y suele estar recubierto de una sustancia de textura algodonosa. su color es fundamentalmente amarillento, mas acentuado en la cocción. Culinariamente es tierna y delicada (hay que consumirla pronto una vez cortada), con un sabor exquisito, siendo los ejemplares jóvenes los más preciados.
Se puede degustar cruda (en ensaladas o carpaccio) o simplemente salteadas con un poco de sal y aceite de oliva.
Y vosotros ¿la habéis probado?